Uno de los juegos de mesa más conocidos, especialmente popular en Estados Unidos y Europa, es damas chinas. Inventado a finales del siglo XIX, rápidamente ganó popularidad en los países occidentales y, a pesar de su nombre, no tiene ninguna relación con China.
Es fácil de reconocer por su característico tablero en forma de estrella y las coloridas fichas que los jugadores mueven saltando sobre otras piezas. Detrás de su apariencia sencilla se esconde una estrategia sorprendentemente profunda que hace que el juego sea interesante tanto para niños como para adultos.
Historia del juego
Se considera que el antecesor de damas chinas es el juego Halma, inventado entre 1883 y 1884 por el profesor estadounidense George Howard Monks, de Boston. A partir de este juego, en 1892 el alemán Otto Robert Maier desarrolló una versión más compleja que recibió el nombre de Stern-Halma. A diferencia del Halma original, esta variante se juega en un tablero con forma de estrella de seis puntas y con 2 a 6 jugadores.
Este cambio en el diseño del tablero fue una diferencia clave: la forma estrellada permitió igualar las posiciones iniciales de los jugadores y hacer el juego más simétrico y dinámico. Cada punta de la estrella sirve como punto de partida, lo que garantiza condiciones equitativas para todos los participantes y abre amplias posibilidades para la planificación estratégica.
Stern-Halma fue patentado oficialmente por la empresa alemana Ravensburger en 1892, y en 1909 fue lanzado en Inglaterra por la compañía Spears & Sons. En Estados Unidos, este rompecabezas apareció mucho más tarde — en 1928 — y fue publicado por la empresa J. Pressman & Co. Fue entonces cuando recibió su nuevo nombre: damas chinas.
Aunque damas chinas no se originó en China, la estrategia de marketing de utilizar la palabra “chinas” resultó exitosa. El público asociaba el estilo oriental con lo exótico, lo misterioso y una cultura refinada. Gracias a esto, la marca se volvió más memorable y fácilmente reconocible.
Una de las teorías sobre el origen del nombre apunta al rápido auge del interés por todo lo oriental en Estados Unidos a principios de la década de 1920. En esa época también se introdujo el juego del mahjong (en 1922), y en 1923 tuvo lugar el espectacular descubrimiento arqueológico de la tumba de Tutankamón. Damas chinas se convirtió en otro símbolo de la moda oriental de los años 20 y ocupó un lugar destacado entre los juegos de mesa clásicos.
El juego se integró rápidamente en los hogares estadounidenses, convirtiéndose en una parte esencial del entretenimiento familiar. Gracias a sus reglas simples y la posibilidad de jugar con dos, tres o más personas, era ideal para las veladas alrededor de la mesa. Además, damas chinas se utilizaba frecuentemente en instituciones educativas como una herramienta para desarrollar el pensamiento espacial y las habilidades de planificación en los niños.
Un nombre occidental alternativo para este juego es Hop Ching checkers, y en China se lo conoce como Tiaoqi (“juego de saltos”). Dada la pasión de los japoneses por los juegos de lógica, damas chinas también llegó al País del Sol Naciente. Allí se lo conoce como “juego del diamante” (ダイヤモンドゲーム) y difiere ligeramente en sus reglas respecto a la versión original de 1892.
En algunas variantes japonesas se permiten saltos secuenciales más largos, y el objetivo del juego puede incluir no solo mover todas las fichas al punto de partida opuesto, sino también capturar ciertas posiciones. Además, existen variantes raras en las que los jugadores usan piezas especiales o tableros ampliados — en forma de estrella de doce puntas. Estas versiones son populares en clubes de aficionados y comunidades de juegos de mesa en Asia.
Hoy en día, damas chinas sigue siendo uno de los pocos juegos de mesa que ha cambiado muy poco en más de cien años. Gracias a las adaptaciones tanto impresas como digitales, sigue siendo vigente y continúa atrayendo a jugadores de todas las generaciones.
Datos curiosos
- En algunos países durante la Segunda Guerra Mundial (como el Reino Unido), las ventas de damas chinas disminuyeron debido a su origen “alemán”, a pesar del nombre neutral.
- En el siglo XX se popularizaron los juegos de viaje portátiles con fichas magnéticas — damas chinas se convirtió en un juego imprescindible para excursiones y pícnics.
- Existen variantes raras de damas chinas que utilizan un dado para introducir un elemento de azar.
- Los saltos sobre fichas no las eliminan del tablero. A diferencia de las damas clásicas, aquí las fichas no se “comen”, sino que se utilizan como apoyo para el movimiento, lo que añade profundidad táctica al juego.
- En la década de 1950, damas chinas fue anunciado por radio — algo inusual para los juegos de mesa de la época.
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