Backgammon — es uno de los juegos de mesa más antiguos del mundo, con una historia que abarca varios milenios. Combina de manera sorprendente la sencillez de sus reglas con la profundidad de sus posibilidades estratégicas, lo que ha permitido que el juego perdure a lo largo de los siglos y gane popularidad en muchos países. Backgammon se distingue de otros juegos lógicos por su raro equilibrio entre el azar, asociado con las tiradas de dados, y la habilidad, que requiere cálculo y pensamiento táctico. Gracias a ello, el juego ha ocupado un lugar especial en la cultura de muchos pueblos — desde las cortes reales persas hasta los cafés modernos — y se considera con razón una de las formas de ocio más elegantes e intelectuales.
Historia del Backgammon
Los orígenes más antiguos del juego
Las pruebas arqueológicas muestran que los predecesores del Backgammon ya existían en la antigüedad. En Irán (la antigua Persia) se han descubierto juegos de unos cinco mil años de antigüedad — tableros con cavidades y dados — pertenecientes a la cultura arqueológica de Jiroft. Uno de los posibles precursores del juego es el Royal Game of Ur, que se practicaba en Mesopotamia alrededor del 2600 a. C. Al igual que Backgammon, era una competición de azar y habilidad que utilizaba fichas y dados.
Las fuentes escritas de la antigüedad mencionan el juego romano Latrunculi, un juego estratégico con fichas, así como el posterior juego bizantino Tabula, que contaba con un tablero de 24 casillas y 15 fichas por jugador. Ya entonces el objetivo de Tabula consistía en mover las fichas a lo largo del recorrido del tablero y retirarlas antes que el oponente — un principio muy cercano al del Backgammon moderno.
La leyenda persa sobre la creación del Backgammon
El juego más cercano al Backgammon moderno apareció en Persia durante el Imperio sasánida (siglos III–VI d. C.). El nombre persa del juego — Nard (نرد) — es una abreviatura de Nardshir, que significa «el juego del valiente Ardashir». Según la leyenda, el juego fue inventado por el visir Buzurgmehr (بزرگمهر) en la corte del rey Cosroes I Anushirvan (خسرو انوشیروان). La tradición cuenta que Buzurgmehr creó el juego como respuesta al ajedrez indio, para demostrar la superioridad intelectual de Persia.
En el poema épico «Shahnameh» (شاهنامه) del poeta persa Ferdousí (فردوسی), esta leyenda se relata con gran viveza, vinculando el origen del juego con el nombre del sabio visir. Aunque no existen pruebas históricas de un autor concreto, la leyenda en sí apunta al origen persa del Backgammon y a su importancia en las cortes de los reyes persas.
La expansión del juego en Oriente y el nacimiento del Backgammon largo y corto
Desde Persia, el Backgammon se extendió ampliamente por Oriente Medio, Asia Central y más allá. Ya en los siglos VII–VIII se menciona en fuentes árabes bajo el nombre de «taht-e-nard». A través de la influencia árabe, que llegó hasta Sicilia, el juego se difundió por el norte de África y la península ibérica: se considera que llegó por primera vez a Europa en el siglo X bajo el nombre de Tables (— «tablas» o «tableros»).
El juego también era conocido en China: las crónicas históricas mencionan el shuang-lu (雙陸) — un juego similar al Backgammon, que según la tradición fue inventado en el oeste de la India y llevado a China durante la dinastía Wei (220–265 d. C.). Hacia los siglos V–VI, el shuang-lu ya se había difundido ampliamente y se convirtió en una de las formas de ocio más populares. En Japón, un juego similar llamado sugoroku (双六) llegó a ser tan popular que la emperatriz Jitō (持統天皇) promulgó en el año 689 un decreto prohibiéndolo por la excesiva afición del pueblo al juego. Estos hechos demuestran que ya en la Edad Media el Backgammon tenía múltiples variantes locales y nombres diversos.
El Backgammon en la Europa medieval
En Europa, los juegos parecidos al Backgammon eran conocidos como Tables. La primera mención escrita del juego se encuentra en un manuscrito anglosajón del año 1025 (Codex Exoniensis), donde se dice: «Dos se sientan a jugar a Tables...». En el siglo XI, juegos similares aparecieron en Francia bajo el nombre de Trictrac y ganaron rápidamente popularidad entre la aristocracia y los aficionados al azar.
El rey Luis IX el Santo (Louis IX) de Francia promulgó en 1254 un decreto que prohibía a sus cortesanos jugar a juegos de azar, incluido el Tables. A pesar de las prohibiciones, el juego siguió extendiéndose: en Alemania las primeras menciones datan del siglo XII y en Islandia del XIII. En España, el rey Alfonso X el Sabio (Alfonso X de Castilla) dedicó en 1283 una sección de su célebre tratado «Libro de los Juegos» al juego de Tables (Todas Tablas), donde describió detalladamente sus reglas.
Hacia el siglo XVI, los juegos de mesa con dados se habían convertido en una parte habitual de la vida cotidiana en toda Europa. Sin embargo, no existían reglas unificadas: cada país y región tenía sus propias variantes. En Francia se jugaba al Trictrac, en Italia al Tavole Reale, en España al Tablas Reales y en Alemania al Puff. En Inglaterra, durante mucho tiempo se utilizó el nombre general Tables, y solo a comienzos del siglo XVII apareció la palabra «Backgammon». La etimología del nombre no está del todo clara: según una teoría, proviene del inglés medio back («atrás») y gamen («juego»), reflejando la esencia del juego — el regreso de las fichas a casa; según otra, del galés bach («pequeño») y cammaun («batalla»). En cualquier caso, el término se consolidó para designar la versión corta del Backgammon, es decir, aquella en la que es posible capturar fichas.
El origen del Backgammon largo y corto
En la Rusia medieval y los países vecinos, el juego era conocido con el nombre persa Nard. A través del Cáucaso y Asia Central, el Backgammon llegó a Georgia (donde desde el siglo XVII se conocía como nardii) y más tarde a los calmucos y otros pueblos del Volga y Siberia. En Rusia y otros países de la antigua URSS, el juego se popularizó en el siglo XX, convirtiéndose en un pasatiempo tradicional, especialmente común en los patios urbanos y en los lugares de veraneo. Con el tiempo, se consolidaron dos versiones principales de las reglas: el Backgammon largo y el corto.
El Backgammon largo es la versión más antigua, cercana al Nard persa. En esta modalidad, todas las fichas comienzan desde una sola posición («la cabeza») y se mueven en la misma dirección para ambos jugadores; las fichas capturadas no se eliminan — una casilla ocupada por una ficha queda bloqueada para el oponente. Esta variante es popular en Oriente y en los países postsoviéticos, y suele considerarse el Backgammon clásico.
El Backgammon corto, en cambio, es la versión occidental, con una disposición inicial de las fichas distribuida por el tablero, movimientos en direcciones opuestas para los jugadores y la posibilidad de «capturar» fichas y enviarlas al bar (la barra en el centro del tablero). El Backgammon corto se difundió ampliamente por Europa a partir del siglo XVI, y en los siglos XVII–XVIII ya era conocido en América. Ambas variantes comparten la misma base, pero difieren en los aspectos tácticos y se desarrollaron de manera paralela a lo largo de la historia.
El desarrollo del juego en la Edad Moderna
En el siglo XVII, el juego Tables en Inglaterra experimentó cambios y se transformó prácticamente en el Backgammon corto. El término «Backgammon» se documenta por primera vez en 1635. Los jugadores ingleses distinguían la nueva versión de la antigua, conocida como Irish (Backgammon irlandés), que se consideraba más seria, pero con el tiempo la versión corta la sustituyó. En 1743 se publicó en Londres el primer tratado detallado sobre las reglas y estrategias — «A Short Treatise on the Game of Back-Gammon» de Edmond Hoyle (1753, «Tratado breve sobre el juego del Backgammon»), donde se establecieron las principales normas del Backgammon corto de la época. Curiosamente, en el siglo XVIII el juego se hizo popular incluso entre el clero, pese a la condena eclesiástica de los juegos de azar.
Para el siglo XIX, las reglas del Backgammon corto habían adoptado casi por completo su forma moderna. A mediados del siglo, ya se utilizaba la barra central (bar) para las fichas capturadas, y la victoria en una partida podía valer uno, dos o tres puntos: una victoria simple — cuando el jugador retiraba todas sus fichas primero; gammon — una victoria doble, si el ganador retiraba todas las fichas mientras el perdedor no retiraba ninguna; y backgammon — una victoria triple, si el ganador retiraba todas las fichas mientras el oponente no retiraba ninguna y aún tenía al menos una ficha en el bar o en la casa del ganador. Este sistema de puntuación se convirtió en la base de las reglas modernas del Backgammon corto.
Cambios recientes — el cubo de duplicación y el resurgimiento del interés
La innovación más importante del siglo XX fue la introducción del cubo de duplicación. En la década de 1920, en los clubes de juego de Nueva York, se inventó un Doubling Cube especial con caras numeradas 2, 4, 8, 16, 32 y 64, que permitía aumentar las apuestas durante la partida. Este cubo hizo el juego más complejo al añadir un elemento de evaluación del riesgo: ahora el jugador debía no solo mover las fichas con destreza, sino también saber elegir el momento adecuado para proponer duplicar la apuesta, basándose en sus posibilidades de victoria.
Con la aparición del cubo de duplicación, el Backgammon se transformó en un juego intelectual y emocionante de un nuevo nivel, lo que favoreció su popularidad entre la élite. En la década de 1960, el interés por el juego alcanzó un verdadero auge en Estados Unidos y Europa. Un papel fundamental en este resurgimiento lo desempeñó el príncipe Alexis Obolensky — descendiente de aristócratas rusos establecido en América, conocido como el «padre del Backgammon moderno». En 1963 fundó la Asociación Internacional de Backgammon, elaboró reglas oficiales unificadas y organizó los primeros torneos importantes. En 1964 se celebró en Nueva York un torneo internacional con la participación de numerosas celebridades, y en 1967 tuvo lugar en Las Vegas el primer campeonato mundial de Backgammon.
El juego se puso rápidamente de moda: se jugaba al Backgammon en clubes privados, universidades y reuniones sociales. Se organizaron torneos patrocinados por grandes empresas, surgieron campeones famosos y autores de libros de estrategia, lo que consolidó la posición del Backgammon como un entretenimiento intelectual y prestigioso.
A finales del siglo XX, el Backgammon continuaba siendo popular en muchos países. En varios estados del Mediterráneo oriental, el Backgammon sigue considerándose un juego nacional: en Grecia, Turquía, Líbano, Chipre e Israel está profundamente arraigado en la cultura popular. En el Reino Unido y Estados Unidos se crearon federaciones nacionales de Backgammon, que organizan regularmente campeonatos y ligas.
Desde comienzos de la década de 1990, el Backgammon entró en la era digital: se desarrollaron programas para jugar contra el ordenador y analizar partidas, y con el auge de internet surgió la posibilidad de jugar en línea con oponentes de todo el mundo. Así, un juego nacido en la antigüedad ha sabido adaptarse a las nuevas épocas y tecnologías sin perder su atractivo intelectual.
Datos curiosos sobre el Backgammon
- Partidas reales y tableros diplomáticos. El Backgammon ha sido considerado desde la antigüedad un juego de nobles y a menudo formaba parte de regalos diplomáticos. En la década de 1740, el sultán otomano Mahmud I (محمود) regaló al rey francés Luis XV (Louis XV) un lujoso juego de Backgammon hecho de madera incrustada con nácar — símbolo de refinamiento e inteligencia. Estos tableros, decorados con oro, marfil o concha de tortuga, se conservaban en colecciones reales como signo de alto estatus. Los conjuntos del siglo XVIII se valoran hoy en las subastas por decenas de miles de dólares, especialmente si pertenecieron a figuras históricas reconocidas.
- Prohibiciones y astucia de los jugadores. A lo largo de su historia, el Backgammon ha sido objeto de prohibiciones debido a su relación con el juego de azar. En 1254, el rey francés Luis IX prohibió el juego en la corte, y en Inglaterra, en 1526, el cardenal Thomas Wolsey (Thomas Wolsey) calificó el Backgammon de «invención del diablo» y ordenó quemar todos los tableros. Sin embargo, los artesanos ingeniosos encontraron una solución: en el siglo XVI en Inglaterra comenzaron a fabricar tableros plegables de Backgammon con forma de libro. Desde el exterior parecían un volumen en una estantería, pero en su interior albergaban el tablero de juego, las fichas y los dados. Esto permitía a la nobleza jugar en secreto al juego prohibido — abrían el «libro» para jugar una partida y lo cerraban rápidamente ante la amenaza de una inspección. Hoy, estos juegos de Backgammon son piezas de anticuario muy valoradas y curiosidades históricas.
- El Backgammon en el arte y la cultura popular. Gracias a su popularidad, el Backgammon ha aparecido en numerosas obras de arte y literatura. Por ejemplo, el pintor neerlandés Jan Steen (1626–1679) representó a campesinos jugando al Backgammon en su cuadro «Los jugadores de trictrac» (The Game of Tric-Trac), capturando la tensión emocional de la escena. En el Hermitage se conserva otra obra suya en la que uno de los jugadores vuelca el tablero — aparentemente tras una disputa por la derrota. Más tarde, el Backgammon también apareció en el cine: en la película de James Bond «Octopussy» (1983), el protagonista juega una partida de Backgammon con dados, lo que subraya la atmósfera de riesgo y duelo psicológico. En la literatura y poesía orientales, el juego a menudo simboliza los giros del destino y la sabiduría de aceptar el azar.
- Récords y logros. En la actualidad se celebran torneos internacionales de Backgammon en los que compiten los mejores jugadores del mundo. Desde la década de 1970 se organiza anualmente el campeonato mundial de Backgammon — primero en Las Vegas y después en Montecarlo — que reúne a profesionales de todo el planeta. Existen también récords relacionados con la duración de las partidas: en 2018, en Azerbaiyán, Rustam Bilalov (Rustam Bilalov) estableció el récord Guinness de maratón de Backgammon más largo, con una duración de 25 horas y 41 minutos. Otra curiosidad estadística es el número mínimo de tiradas de dados necesarias para finalizar una partida — 16 movimientos, un escenario teórico calculado por matemáticos.
A lo largo de los siglos, el Backgammon se ha convertido en una parte inseparable del patrimonio cultural de muchos pueblos. Nacido en la antigua Persia, este juego ha superado épocas de prohibiciones y renacimientos, ha conquistado Oriente y Occidente y ha mantenido su atractivo hasta nuestros días. La historia del Backgammon es la historia del ocio humano, donde se entrelazan el espíritu competitivo y la reflexión: desde los torneos de sabios cortesanos hasta las tabernas medievales y los refinados salones del siglo XX. Hoy, el Backgammon sigue uniendo a personas de diferentes generaciones y culturas, ofreciendo una rara combinación de azar y cálculo. Comprender el camino que ha recorrido este juego permite apreciar su valor especial — como fenómeno cultural y como ejercicio para la mente.
Tras conocer la rica historia del Backgammon, uno inevitablemente siente el deseo de poner a prueba sus habilidades en el tablero. En la siguiente parte analizaremos las reglas de este legendario juego — desde el Backgammon corto (la versión moderna) hasta el Backgammon largo oriental — y compartiremos consejos prácticos. Sumérgete en la atmósfera de sabiduría y emoción que ofrece el Backgammon y descubre un mundo de batallas lógicas y tradiciones antiguas.